jueves, 23 de agosto de 2012


Para tener una CONCIENCIA LIMPIA antes hay que tener una conciencia; y, luego, ya estará limpia, sucia o como sea.

Sí, he escuchado por boca de privilegiados, usureros, represores y de narcotraficantes eso de "tengo la conciencia limpia" y, además,se atrevían a justificarlo con "ni he matado, ni he violado ni he engañado a nadie". Nada más lejos de la realidad, puesto que ya colaborar con la droga es, con certeza, ser responsable y causante de sus CONSECUENCIAS. Y el tener conciencia es darte cuenta precisamente de eso. 

Claro, Hitler no mató con sus propias manos a nadie, él no, sino mandó a otros que lo hicieran. Así que, el tener conciencia, es el DARTE CUENTA de las consecuencias que pueden tener -o tienen ya en un presente- tus actos; por lo que has de tener necesariamente unos conocimientos objetivos de la realidad, además del atenerte a una condición ética con su autocrítica.

Sí, tener verdadera conciencia -sin alineación no libre, sin pasividad y sin indiferencia- significa el darte cuenta de cómo se causan las cosas -sociales o ambientales-, porque tú no las causes. Y, así, de cuantas más te des cuenta, mejor, por agrandar tu propia conciencia y al mismo tiempo corregir actos que es  lo que la harán limpia; o sea, es tu activo o volitivo compromiso ético con tus hechos lo único que la dejarán... limpia.

En eso, no se debe mezclar inocencia con conciencia; ya que un niño tiene plena inocencia y aún no tiene conciencia de casi nada. Cierto, inocencia es no conocer el mal ni los efectos de tus actos -porque no tienes tal capacidad-; por el contrario, conciencia es el decidirla lo antes posible, en un atento compromiso ético, al cual sí estás capacitado como cualquier ciudadano.